Poemario Estación Salvaje
La poesía fue siempre para mi la mejor forma de expresar en una hoja mis deseos, emociones, pasiones y sentimientos. Como un volcán en erupción este poema da cuenta de lo mucho que mi ser anhelaba vivir, cada palabra es un poco de mi un poco de lo que era o de lo que tal vez todavía soy. Con este poema gané mi primer concurso de poesía, lo cual significó un gran aliciente para continuar escribiendo hasta la actualidad. Fue publicado por primera vez en el libro Destejiendo el silencio, como parte de una compilación de los poemas y cuentos ganadores del Concurso Dorian de Cuento y Poesía 2000, en el cual obtuve el primer puesto en la categoría poesía.
Estación salvaje
UNO
Cuando amanezco
del sueño prolongado
con la bruma marina
y el aire frío
habiendo dejado
el onírico letargo
de la raída noche
que huye pálida
y errabunda
sin el antifaz
del furtivo juego
es que vago
por los efímeros números
del marchito calendario
que se prodigan
unos tras otros.
En esos días
no trepo
ni mucho menos huyo
voy directo del ayer remoto
al futuro no escrito
vivo un presente incierto
un incierto presente
del quehacer diario
y tantas veces rutinario
el dictador de las horas
más desesperadas.
En el tiempo pasado
atrás quedan
los recuerdos
porque no existe
marcha en reverso
porque no existe
el intenso estío
y la furibunda sombra
se desdibuja
justo en el punto exacto.
Sostenido por débiles reflejos
con la mirada caída
y una ciudad despierta
alguien espera silencioso
y pensativo
alguien acompañado
de una triste naturaleza
que trajo consigo
aquel amor perdido.
DOS
Cae la sangre
y tuerce al corazón
brotando una piel
anónima
y enigmática
tan profunda
como el dolor
tan extraña
como la vida.
Inconforme
voy disfrazando mis lágrimas
en una perfecta careta
la que mejor tengo
para tan cruciales momentos
la que nunca me traiciona
cuando mi enferma alma
grita silenciosa
al borde de la noche
y despierto del inquieto sueño
deseando alcanzar
una utopía
una quimera
la ironía del verdadero amor
aquél que no conoce límites
aquél que no conoce fronteras
aquél que no selecciona afectos
Es afuera
donde los vientos
rugen poderosos
donde cada objeto
parece conservar su lugar
donde todos cumplen
su rol sin dudar
que un rostro vaga
desposeído del antifaz
para él no hay sorpresa
ni ápices de curiosidad
porque al fin pueden las manos
liberar el deseo
tanto tiempo en vano reposo.
Es hora para desnudar la libertad
palmo a palmo,
como el río corre hacia el mar
gota por gota
desbordando incontenibles
las ocultas fantasías
atrás quedan viejos temores
mil sensaciones
brotan con deleite,
un placer
incontrolable
efímero
exquisito.
Después de la pasión
consumida en loco arrebato
las sombras vuelven al acecho
las voces de la calle
pisadas que aceleran
una colilla de cigarrillo
sábanas húmedas
de ardiente sudor
en el calor de la noche
en un hotel
de cualquier lugar.
TRES
Una noche de invierno
o de verano
vestiré mi piel verdadera
y en la jungla callejera
prohibido ya no será palabra
que frene nuestro deseo.
No habrá señal ni parada
que venza
lo que por dentro llevamos
rebeldes seremos
y del pecado
un ruinoso sello haremos.
Entonces vientos nuevos
y poderosos
la esperada libertad proclamarán
aquella tan lejana
y esquiva,
el nudo desatado
con su inútil letargo acabará.
Beberemos del dulce y apetitoso néctar
ebrios en el éxtasis
ni una condena pesará
sobre nuestras espaldas
cadenas rotas
muros destruidos
ni culpa ni castigo
ni hombre ni mujer
más que cuerpos
más que almas
humanos de carne y piel
seres de la vida
lo más bello
o
lo más cruel.
Desnuda está la verdad
en un renovado jardín de rosas
que hemos creado
con el nuevo amor
y lejos yacen
las espinas destrozadas
producto del valor.
Poseídos estamos
bajo un mismo sueño
despojados de confusión
y tortura
descubiertos de falso ropaje
amantes unidos
en la estación salvaje.
Todos los derechos reservados©
Estación salvaje
UNO
Cuando amanezco
del sueño prolongado
con la bruma marina
y el aire frío
habiendo dejado
el onírico letargo
de la raída noche
que huye pálida
y errabunda
sin el antifaz
del furtivo juego
es que vago
por los efímeros números
del marchito calendario
que se prodigan
unos tras otros.
En esos días
no trepo
ni mucho menos huyo
voy directo del ayer remoto
al futuro no escrito
vivo un presente incierto
un incierto presente
del quehacer diario
y tantas veces rutinario
el dictador de las horas
más desesperadas.
En el tiempo pasado
atrás quedan
los recuerdos
porque no existe
marcha en reverso
porque no existe
el intenso estío
y la furibunda sombra
se desdibuja
justo en el punto exacto.
Sostenido por débiles reflejos
con la mirada caída
y una ciudad despierta
alguien espera silencioso
y pensativo
alguien acompañado
de una triste naturaleza
que trajo consigo
aquel amor perdido.
DOS
Cae la sangre
y tuerce al corazón
brotando una piel
anónima
y enigmática
tan profunda
como el dolor
tan extraña
como la vida.
Inconforme
voy disfrazando mis lágrimas
en una perfecta careta
la que mejor tengo
para tan cruciales momentos
la que nunca me traiciona
cuando mi enferma alma
grita silenciosa
al borde de la noche
y despierto del inquieto sueño
deseando alcanzar
una utopía
una quimera
la ironía del verdadero amor
aquél que no conoce límites
aquél que no conoce fronteras
aquél que no selecciona afectos
Es afuera
donde los vientos
rugen poderosos
donde cada objeto
parece conservar su lugar
donde todos cumplen
su rol sin dudar
que un rostro vaga
desposeído del antifaz
para él no hay sorpresa
ni ápices de curiosidad
porque al fin pueden las manos
liberar el deseo
tanto tiempo en vano reposo.
Es hora para desnudar la libertad
palmo a palmo,
como el río corre hacia el mar
gota por gota
desbordando incontenibles
las ocultas fantasías
atrás quedan viejos temores
mil sensaciones
brotan con deleite,
un placer
incontrolable
efímero
exquisito.
Después de la pasión
consumida en loco arrebato
las sombras vuelven al acecho
las voces de la calle
pisadas que aceleran
una colilla de cigarrillo
sábanas húmedas
de ardiente sudor
en el calor de la noche
en un hotel
de cualquier lugar.
TRES
Una noche de invierno
o de verano
vestiré mi piel verdadera
y en la jungla callejera
prohibido ya no será palabra
que frene nuestro deseo.
No habrá señal ni parada
que venza
lo que por dentro llevamos
rebeldes seremos
y del pecado
un ruinoso sello haremos.
Entonces vientos nuevos
y poderosos
la esperada libertad proclamarán
aquella tan lejana
y esquiva,
el nudo desatado
con su inútil letargo acabará.
Beberemos del dulce y apetitoso néctar
ebrios en el éxtasis
ni una condena pesará
sobre nuestras espaldas
cadenas rotas
muros destruidos
ni culpa ni castigo
ni hombre ni mujer
más que cuerpos
más que almas
humanos de carne y piel
seres de la vida
lo más bello
o
lo más cruel.
Desnuda está la verdad
en un renovado jardín de rosas
que hemos creado
con el nuevo amor
y lejos yacen
las espinas destrozadas
producto del valor.
Poseídos estamos
bajo un mismo sueño
despojados de confusión
y tortura
descubiertos de falso ropaje
amantes unidos
en la estación salvaje.
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