Entrevista con José Donayre Hoefken: "En este país la gente solo habla de fútbol y de comida"

Por Antonio Capurro

Este año José Donayre Hoefken, escritor y editor, hizo realidad la publicación de un libro cuyas primeras líneas se escribieron hace más de una década, el título "Doble de Vampiro". Aunque debo advertirles que si creen que van a encontrar en sus líneas un clásico de sangre y horror se equivocan, porque la mujer vampiro creada por el autor es una mujer signada con la reflexión y el análisis de la existencia.

Elocuente, audaz e incansable promotor de la palabra, no en vano apostó por hacer su propio sello editorial para lanzar a jóvenes talentos, José Donayre, estudió Literatura y Lingüística en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), ha escrito obras como La fabulosa máquina del sueño (Mercado Consultora y Publicaciones, 1999) y La trama de las Moiras (Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 2003), el libro de cuentos Entre dos eclipses (edición del autor, Lima, 2001, 2007), y la colección de ficciones breves Horno de reverbero (Mundo Ajeno, 2007). Aquí nos habla de su más reciente obra literaria "Doble de Vampiro" y mucho más.

¿Por qué demoraste tantos años en terminar y publicar "Doble de Vampiro", tu obra más reciente publicada?

La primera versión, redactada en una máquina de escribir, se perdió. Años después la recupero y empieza un prolongado proceso de corrección, rescritura y restructuración. La historia original es aproximadamente la cuarta parte de lo que se puede leer en el libro recientemente publicado. Este proceso de creación es más o menos normal para mí. Con algunos libros he tardado más de ocho años. Yo le doy mucho peso a la etapa de maduración del texto. Este tiene que dormir un tiempo prudencial para que tome el cuerpo adecuado, la dimensión apropiada y la textura que la historia exige.

¿Cuándo es que empiezas a construir la obra como tal y te metes en el tema del vampirismo? 


Hubo tres momentos. El primero es en 1993, con la posibilidad del regreso de Sarah Ellen parta vengarse. El texto, producto de este proyecto literario, se pierde. Y lo retomo hace cuatro años, en un aspecto puramente narrativo. Luego, ante la oferta de Ediciones Altazor, le doy un giro, para presentar un aspecto visual de la historia.

¿Qué encontrará la gente al leer el libro?

La idea era enfocar la historia de Sarah Ellen en un plano de verosimilitud. Además, tenía claro que no debía caer en anécdotas ni en la seguridad efímera de un tema de moda. La ventaja fue el paso del tiempo. Con los años, pude revisar la historia con un enfoque más amplio. Mi punto de partida es Sarah Ellen, pero voy más allá de la anécdota de su regreso espiritual en 1993. Tampoco me importa echar mano del origen de su maldición y condena. Me centro en el conflicto que surge entre una madre y una hija, en cómo aquella consigue salvar a una adolescente de las garras de una presencia diabólica. Tampoco es una heroína en el sentido clásico, sino un personaje que debe aprender a sobrevivir haciendo aflorar su monstruo interior. No es pues «la típica novia de Drácula».

¿Qué tanto de cierto y qué tanto de mito crees que existe en la historia vampírica? 


Hay más verdad de la que uno cree. Pero se trata de una verdad que no se construye sobre lo obvio ni comprobable. Sin duda se trata de una gran metáfora que explica uno de los lados más egoístas y oscuros del ser humano, pero también es cierto que nos permite hurgar en los límites más complejos del individuo contemporáneo. Como dice uno de los personajes del libro en un momento de crisis y transformación: «Eres lo que secretamente anhelamos ser, pero que no nos atrevemos a confesar... y yo he vencido eso».

¿Qué te ha atraído más de la figura del vampiro?

Su naturaleza esencialmente retadora. Es un ser que vive al margen, que goza de la fortuna de la inmortalidad, la eterna juventud y la belleza. Sin embargo, el no poder verse ante un espejo es su mayor castigo. Solo le queda indagar sobre sí mismo, alimentarse de su sombra y tratar de entender qué podría ser la felicidad ante la certeza de que la muerte no le tocará la puerta en condiciones normales.

¿Qué clase de vampiro es el que has trazado en este libro?

Con este libro me ha interesado proponer un vampiro muy consciente de su naturaleza no humana y, por tanto, bastante reflexivo de su condición sobrenatural, de su situación límite en un mundo que sobrevalora lo racional y lo lógico. Y en ese tránsito planteo un conjunto de ideas en torno al ser vampiro que ironiza lo humano y los prejuicios respecto al otro diferente, raro o extraño. En principio, planteo un ser vampiro uno y trino, que se desdobla, despliega y cuestiona a sí mismo en un diálogo que se presenta como monólogo.

Y en tu investigación acerca del tema del vampirismo y de la cultura vampírica ¿qué es lo más extraño o bizarro que has descubierto?

El haber corroborado que el inca Atahualpa poseía una capa hecha con cientos de alas de murciélago y que bebía sangre humana de un cráneo recubierto de oro. Esto supera con creces las costumbres vampíricas del legendario Vlad Dracul.

El vampiro es un ser condenado a ser inmortal, un ser que bebe la sangre de otros para vivir eternamente, un ser que ha vencido las frustraciones del hombre común y corriente para gozar de la vida y la juventud por siempre. ¿Alguna vez soñaste con ser un vampiro y alcanzar todos esos privilegios de un ser tan extraño como atractivo?

Sí. Y, de hecho, en alguna medida, mi reciente libro es resultado del trabajo empático de ponerse en los zapatos de un vampiro. Ser escritor, después de todo, te permite experimentar muchas existencias y dejar un registro de ella, lo cual no ocurre con la locura.

¿Qué otros temas te gustaría abarcar en el campo literario? ¿Más novelas gráficas? 

Tengo el pedido de mi editor Willy del Pozo de escribir una novela ambientada en Ayacucho. El reto me interesa. Ya tengo el primer capítulo. Me costó mucho esfuerzo establecer una historia que conjugue mis obsesiones literarias con temas ineludibles si hablamos de Huamanga. Me gustaría también elaborar una novela gráfica, una historia en la que el texto esté planteado en la concepción de cada imagen. En buena cuenta, utilizaría fotos mías que he tomado y tomaré, y que posteriormente intervendría mediante programas de diseño.

¿Qué ha sido lo más difícil que te ha tocado enfrentar en tu carrera como autor? 

El ninguneo de mis primeros libros. Es preferible incluso una reseña pergeñada con alevosía y premeditación por criticones como Javier Ágreda que el ninguneo.

¿Cómo ves el negocio de las editoriales en nuestro país?

Es pujante, pero aún falta muchos detalles por mejorar. La gente tiene el hábito de comprar un six pack de cerveza que lo va a orinar en pocas horas que entrar en una librería para comprar un libro que lo ayudará a ser mejor persona para el resto de sus días. Con la gente grande ya no se puede hacer mucho, está atrofiada. Su único sueño es que el Perú clasifique a un mundial. En este país la gente solo habla de fútbol y de comida. La esperanza está en los niños, en hacerlos lectores, convertirlos en personas realmente pensantes. Esto garantiza ciudadanos con mejores armas. Pero este no es un asunto exclusivo del Estado ni es responsabilidad de un gobierno. Los medios cada vez apoyan menos, las librerías prefieren comprar los saldos de España, los editores publican sin cuidar debidamente los contenidos, y muchos autores se repiten a sí mismos y no se preocupan si quiera en mejorar su nivel ortográfico. Si una familia se preocupara más en tener un estante con libros que un televisor o un potente equipo de sonido tendríamos mejores autoridades, gobernantes cumplidores de su palabra. De hecho, seríamos un país más feliz: con menos corrupción, y más seguridad, salud y educación. Es necesario generar un círculo virtuoso que redunde en mejores oportunidades, y en efectivas políticas de inclusión y desarrollo social.

¿Alguna vez te has sentido decepcionado de ser escritor? 

La insatisfacción es fundamental para continuar escribiendo. No escribir o no poder hacerlo, para mí, sí que sería decepcionante.

¿Qué le recomendarías a la gente joven que quiere publicar? 
Que lo piense tres veces. Un buen libro es producto de madurez y maduración. La desesperación por publicar lleva a los jóvenes a caer en malas manos.

¿Cuáles son esos libros favoritos que siempre relees y aquellos autores peruanos que nadie debería dejar de leer? 

Hace años que no releo. Espero tener pronto un año sabático para poder releer a Tabucchi, a Kawabata, a Kafka, a Calvino, a Borges. Recomiendo leer La casa de cartón de Martín Adán, Otras tardes de Luis Loayza, El cuerpo de Giulia-no de Jorge Eduardo Eielson y 999 palabras para el planeta Tierra de Enrique Congrains.

¿Qué hace bueno o exitoso a un escritor?  
Descubrir que no hay fórmulas para el reconocimiento o la fama ni, sobre todo, para la consagración.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Concluir un proyecto de miniensayos literarios titulado Los noventa y nueve nombres.

¿Qué es lo que aún te falta por hacer como escritor?

Concluir una trilogía teatral que hace muchos años empecé y decidir cuándo quemaré mis poemas.

http://www.mundoajeno.com/main/donayre/donayre.htm


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