EN PRIMERA BUTACA: Los diamantes de Sangre de Leo

Por Antonio Capurro

Diamante de Sangre intenta ser un filme de aventuras y denuncia, pero logra su cometido a medias porque algunos hilos quedan sueltos en su propósito. Sierra Leona es el lugar adonde el mercenario Danny, interpretado por Leo Di Caprio, ha llegado con el propósito de comercializar los diamantes de sangre a los que alude el título. Para lograr su propósito tiene que hacer uso de todas sus mañas hasta que termina conociendo a Solomon Vandy, al personaje que encarna Djimon Hounsou, quien ha vivido la desgarrada separación de su familia debido a la guerra civil dejando muertos y destrucción en todo el país. Así las cosas, Danny termina convenciendo a Salomón de que la única forma de recuperar a su hijo y a su familia se dará cuando le de indique a la banda para la que trabaja el exacto lugar donde escondió el diamante. Para lograrlo tendrán que vivir muchas peripecias juntos y de paso contarán con la ayuda de la periodista Maddy Bowen a cargo de Jennifer Conelly.

Diamante de Sangre es una película irregular. De su director Edward Zwick conocíamos buenos y malos títulos. Allí tenemos Tiempos de Gloria y Courage under fire como películas destacadas que supieron encajar bien la narración de la historia, pero no así la fallida e insufrible Leyendas de pasión. Pero si bien Diamante de Sangre, un proyecto ambicioso con dos estrellas de peso en sus créditos, parecía tenerlo todo a favor no termina cohesionando todos sus elementos y por momentos la trama se torna débil porque nunca se sabe cual es la intención del director y se queda en el simple artilugio de mostrarnos escenas violentas o de acción que brillan por lo anécdotico más no por lo sustancial. Zwick quiere denunciar la violencia de ese país africano, lo inútil de la guerra, la explotación de los niños pero finalmente nada encaja con definición y todo acaba siendo un cúmulo de imagenes.

Los actores están bien, Di Caprio nos hace sentir que su personaje es un tipo sin escrúpulos pero luego conocemos una dimensión más humana al igual que Hounsou, quien entrega una dimensión bastante humana y compleja. Jennifer Connely cumple y sabe dar a la medida de su rol de periodista en apuros. Si bien mucho de lo que vemos en Diamante de Sangre tiene de cliché y repetición de sonidos, música e imágenes a las que apela para sensibilizarnos o motivarnos allí radica su efectividad. Zwick ha realizado una películas que nos emociona y eso ya es un mérito. 

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