CHUECA: UNA NOCHE DIFERENTE / UN PRÓLOGO QUE NO FUE

Cuando recibí la invitación a principios de este año para escribir el prólogo de uno de los siete relatos del libro de un joven autor español, me entusiasmé muchísimo. Significaba un reto para mi escribirlo a tiempo y cumplí, pero luego me enteré por el propio escritor que la publicación de su obra quedaría en stand by hasta próximo aviso. Decidí luego que me encantaría compartirla en este blog:

Siempre imagino lugares donde no he estado, ciudades que todavía no he recorrido, calles por las cuales mis pasos quisieran andar en busca de nuevas experiencias y aventuras. Esos pensamientos que te llenan de ilusiones y expectativas porque siempre es recomendable cambiar de aires. Te puedes bajar una guía a tu smartphone a la espera de armar tus próximas vacaciones lejos del terruño, pero a veces ese lugar desconocido está muy próximo a ti, casi como a la vuelta de la esquina. Más cerca de lo que imaginabas. 

En el Perú, mi país de origen, no tenemos lugares LGBTIQ emblemáticos o barrios habitados exclusivamente por gente de la comunidad por eso cuando a principios del nuevo milenio supe que en Madrid existía un lugar como Chueca me quedé fantásticamente sorprendido. ¿En verdad había algo así o era un sueño? Las revistas, los vídeos, los artículos, reportajes, contactos de redes sociales y amigos me hablaban de un sitio imperdible para un viajero gay, esa especie de santuario en el que no era necesario usar antifaces o pretender ser algo que no eres. Ahí tendría que ir yo.

Diversión al máximo es lo que todos me aseguraban al unísono, que te la vas a pasar genial que los bares que las discos que la marcha del orgullo que la guerra de tacones que el pregón, pero también me decían que uno podía acercarse más a la parte histórica o cultural. Si quieres juerga la tienes o si deseas algo más tranqui también, aunque vamos uno se la quiere pasar bien ¿no? Esos testimonios me provocaban agarrar mis maletas e irme directo a ese destino del arcoíris en donde de hecho, estaba completamente seguro, viviría provocadoras emociones. A portarse mal, señores, que la pandemia nos arrebató muchísimo. 

Y claro, las anécdotas de sus visitantes me hacían desear la noche madrileña de Chueca con toda esa fauna de lo más diversa. Placeres citadinos de un barrio provocador en el que para entrar el único requisito es que tengas la mente abierta para dejarte sorprender. ¿Es todo lo que cuenta no? Porque nadie debería perdérselo por tontos prejuicios o estereotipos, que los colores en la vida van más allá de la escala de grises.

Comercios, restaurantes, bares, eventos…que la mañana me atrape muy despierto, pero la noche me abra los ojos en este ambiente nocturno único en el mundo. Chueca ha vivido muchas etapas, de barrio marginal durante tres décadas a un barrio lleno de movida, color, negocios, activismo, epicentro del orgullo, de la reivindicación, respeto, tolerancia y aceptación, una zona cosmopolita por excelencia. 

¿Por qué no atreverte a sumar vivencias fuera de lo común a tu bitácora de viajero? Déjate llevar por la ciudad y su gente. Vive, sueña, explora, siente, disfruta palmo a palmo los encantos que tiene Chueca. Se trata de liberar tus fantasías, de hacerlas realidad, de echarse atrás los límites. Voy a empezar conmigo, a planificar ese itinerario que me conduzca a este lugar tantas veces pensando. 

Ahora a escoger mi vuelo, elegir las ropas, tener todo lo que necesito llevar a este viaje no tengo dudas lo viviré muy intensamente. ¿Ustedes que me aconsejan? Allá voy, Chueca espera por mí. No me tardo mucho eh. 


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